7.2.11

Una cicatriz mola mucho más que un iPhone. Cuando un hombre enseña una cicatriz, acto seguido todos empiezan a enseñar las suyas.

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Las cicatrices son el recuerdo de que hubo un momento en el que lo pasaste muy mal, pero sobreviviste. Unos buenos almacenes de cicatrices suelen ser las rodillas. Allí están los recuerdos de la infancia.
En el torso, en cambio, están las cicatrices que te recuerdan que has estado en un quirófano y te han hurgado por dentro. Son una costura en el pecho, como la de los peluches.

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Las cicatrices son valiosas porque recuerdan y ya no duelen, y evocan historias. Pero, como toda cosa valiosa, conseguirlas cuesta caro.

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