verano. vacaciones. viajes. música. libros. perder el tiempo. descansar. planear. dormir. soñar. escribir. conocer. disfrutar.
prepararse para lo que viene.
28.7.11
19.7.11
Un día tratas de volar como se hace hasta ahora, en una línea aérea normal. Entras en un aeropuerto y lo primero que oyes por el altavoz es que vigiles y no pierdas de vista tu equipaje. Esa advertencia se repite cada pocos minutos hasta que tu subconsciente asume que te hallas a merced de un enemigo invisible, que está en todas y en ninguna parte. El miedo te ha sido inoculado. A continuación el sistema necesita que te sientas sospechoso tu mismo. Llegas al puesto de control y te ves obligado a dejar en una bandeja cualquier objeto metálico, el cinturón, el abrigo y los zapatos. La cinta se traga estos efectos personales junto con el equipaje de mano cuyo contenido, al atravesar un misterioso túnel, aparece en una pantalla en forma de extrañas sombras que interpreta un vigilante sentado. Pasas por el escáner con los pantalones medio caídos y suena un pitido. Otro guardián te obliga a retroceder, palpa tu cuerpo o escarba tu maleta, aunque existen aparatos que te desnudan por completo sin tocarte siquiera. Estos controles ya están incorporados a nuestras vidas como una rutina degradante perfectamente aceptada, no solo en los aeropuertos, sino en la entrada de ministerios, organismos del Estado y sedes de altas empresas. De momento solo buscan navajas, pistolas, líquidos inflamables y otros objetos peligrosos. Hasta ahora el escáner solo puede detectar la materia, no el espíritu. Por muy sensible que sea, no es capaz de llegar todavía a nuestro verdadero equipaje, a las ideas y sentimientos, a lo que sabemos, a lo que hemos leído, soñado, deseado, ni tampoco a los placeres que nos hemos otorgado. Tal vez en el futuro estas máquinas de control serán tan sofisticadas que al pasar bajo su arco nos explorarán el cerebro y aparecerá en pantalla nuestra ideología, si somos de derechas o de izquierdas, si nos sentimos inocentes o culpables, no solo humillados. Pero existen otras formas de volar sin tener que pasar por ningún control. Puesto que en tierra vivimos entre una maraña de cámaras de vigilancia y el espacio está contaminado de opiniones estúpidas y de basura ideológica, hay que organizarse la vida contra esta peste y aprender a volar con un equipaje invisible a cualquier escáner. Por ejemplo, estudie, lea, disfrute, sueñe y despegue.
Manuel Vicent
Manuel Vicent
13.7.11
este email llegará cuando estés dormida, cuando todo esté en calma, a través de él me introduciré en el mundo digital como un fichero adjunto, seré pequeño, como mucho de dos megas que es lo que podemos enviar los pobres, tamaño suficiente para mis oscuros propósitos...
después de atravesar la red digital con mi diminuto tamaño eclosionaré en lo que llamais el mundo real, que no es más que el mundo que soñáis, porque la realidad está hecha a base de sueños llevados a cabo, pero como vuestras conciencias están envenenadas, vuestros sueños están enfermos, limitados, distorsionados...
te veo dormida, como el insecto de Neruda pero en sentido contrario recorro tu cuerpo hasta llegar a tus párpados, los abro y me sumerjo en los oceánicos ojos, buceando llego hasta el palacio donde se fabrican los sueños...
en una sala grande con un suelo ajedrezado está una vieja encorvada, con un pañuelo negro en la cabeza, sentada en una mecedora, tejiendo tus sueños con un finisimo hilo blanco...
la saludo pero no me presta atención, la pregunto si todos los sueños son blancos inmaculados como el hilo, me mira y sin dejar de tejer me explica que los sueños se tiñen en la sala contigua del color de la conciencia...
me dice: llevas abiertas las tres heridas, ten cuidado, lentamente te estás desangrando...
miro mi camisa con una gran mancha roja...
- joder! pero si mis tres heridas cerraron hace tiempo - digo mientras me miro el costado...
jajaja - se rie la vieja - esas no... te hablo de las tres heridas!! la de la muerte, la del amor, la de la vida...
abandono deprisa la sala, la mirada de la tejedora me descuartiza y escudriña mi interior, calcula mis intenciones y mis posibilidades, ya sabe más que yo...
entro en la siguiente estancia, es toda blanca, la tintorera trabaja en un barreño en el centro de la sala, es una muchacha joven... está tiñendo los blancos sueños que teje la anciana de un azul celeste...
me mira y me saluda, incluso me parece que me dirige una mirada concupiscente...
- por qué tiñes de azul los sueños?
- yo no escojo el color, yo solo tiño, es la conciencia la que dicta el color. los sueños crean la realidad y no hay pesadillas ni sueños buenos por su forma de ser tejidos, sino por su color al ser teñidos, si controlas el color de los sueños de cualquier ser, controlarás ese ser...
oyendo estas palabras veo claro el medio para conseguir mis propósitos: dominarte, controlarte desde dentro... para que no puedas liberarte...
me acerco al barreño y retorciendo mi camisa ya empapada en sangre tiño tus sueños de un rojo intenso... ahora veo lo que sueñas y controlo su color...
- bienvenido
- qué?
- ahora controlas sus sueños, ahora controlas su ser, pero de este palacio nunca te podrás mover... ahora eres tú la conciencia, ahora tú tienes el poder... pero has empeñado tu sangre, te has fundido con ese ser...
paso los días conversando con la anciana en mi apacible prisión, a veces dejo la camisa empapada en el barreño de la tintorera para que los sueños no pierdan color y me pierdo con ella en el palacio buscando amables estancias...
y si algún día te despiertas con una mota y los ojos rojos, frótate con cuidado, que soy yo que me estoy bañando en tus oceánicos ojos...
amigos de hospital que se encuentran en la sala de la tele.
después de atravesar la red digital con mi diminuto tamaño eclosionaré en lo que llamais el mundo real, que no es más que el mundo que soñáis, porque la realidad está hecha a base de sueños llevados a cabo, pero como vuestras conciencias están envenenadas, vuestros sueños están enfermos, limitados, distorsionados...
te veo dormida, como el insecto de Neruda pero en sentido contrario recorro tu cuerpo hasta llegar a tus párpados, los abro y me sumerjo en los oceánicos ojos, buceando llego hasta el palacio donde se fabrican los sueños...
en una sala grande con un suelo ajedrezado está una vieja encorvada, con un pañuelo negro en la cabeza, sentada en una mecedora, tejiendo tus sueños con un finisimo hilo blanco...
la saludo pero no me presta atención, la pregunto si todos los sueños son blancos inmaculados como el hilo, me mira y sin dejar de tejer me explica que los sueños se tiñen en la sala contigua del color de la conciencia...
me dice: llevas abiertas las tres heridas, ten cuidado, lentamente te estás desangrando...
miro mi camisa con una gran mancha roja...
- joder! pero si mis tres heridas cerraron hace tiempo - digo mientras me miro el costado...
jajaja - se rie la vieja - esas no... te hablo de las tres heridas!! la de la muerte, la del amor, la de la vida...
abandono deprisa la sala, la mirada de la tejedora me descuartiza y escudriña mi interior, calcula mis intenciones y mis posibilidades, ya sabe más que yo...
entro en la siguiente estancia, es toda blanca, la tintorera trabaja en un barreño en el centro de la sala, es una muchacha joven... está tiñendo los blancos sueños que teje la anciana de un azul celeste...
me mira y me saluda, incluso me parece que me dirige una mirada concupiscente...
- por qué tiñes de azul los sueños?
- yo no escojo el color, yo solo tiño, es la conciencia la que dicta el color. los sueños crean la realidad y no hay pesadillas ni sueños buenos por su forma de ser tejidos, sino por su color al ser teñidos, si controlas el color de los sueños de cualquier ser, controlarás ese ser...
oyendo estas palabras veo claro el medio para conseguir mis propósitos: dominarte, controlarte desde dentro... para que no puedas liberarte...
me acerco al barreño y retorciendo mi camisa ya empapada en sangre tiño tus sueños de un rojo intenso... ahora veo lo que sueñas y controlo su color...
- bienvenido
- qué?
- ahora controlas sus sueños, ahora controlas su ser, pero de este palacio nunca te podrás mover... ahora eres tú la conciencia, ahora tú tienes el poder... pero has empeñado tu sangre, te has fundido con ese ser...
paso los días conversando con la anciana en mi apacible prisión, a veces dejo la camisa empapada en el barreño de la tintorera para que los sueños no pierdan color y me pierdo con ella en el palacio buscando amables estancias...
y si algún día te despiertas con una mota y los ojos rojos, frótate con cuidado, que soy yo que me estoy bañando en tus oceánicos ojos...
amigos de hospital que se encuentran en la sala de la tele.
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